Herem

Conociendo las neuronas espejo a través del blog de Eduardo Punset

Posted in Enlazando, HEREM, Onírico by Maria de Herem on abril 11, 2009

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Leyendo a Punset me encuentro con un término que desconozco: ‘las neuronas espejo’, descubiertas en 1996 por el equipo de investigación del profesor Giacomo Rizzolatti. Y sin embargo con un modo de interaccionar en el mundo que me es tremendamente reconocible. Ese Eco radar de las visiones… las reales, las distantes, como ayer, de observadora paciente, asiendo jinete, con guante de seda, mano marmorea de Carrara, las riendas de mi inquietud… Y las imaginadas imaginarias, esas en las ensoñaciones de mis viajes alucinados … aquellas donde el humo obsceno de la jalea arborea parace ser la conclusión más aceptable, y donde atadas a mi tobillo un centenar de campanillas de plata me recuerdan quién no soy y por eso que debo regresar… Y el alma no se pierde, no, no se confunde con cualquier averno, por bello que éste sea… en el deseo oscuro de habitarlo.

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Y este amanecer sueño Sueños. Sueños con óxido, con herrumbre, con batires de alas negras. Me despierto casi conmocionada. Apenas me despierto. Tecleo unas letras en el teléfono que reposa en la mesilla de noche, palabras que no buscan ningún consuelo, y ninguna pregunta posterior. Palabras advertencia o luna reflejante. Más espejos. Cuídate digo. Luego vuelvo a cerrar los ojos y sueño de nuevo pero Sueños más caóticos, con vellos erizados en donde asoman los mismos personajes principales. Fenómenos extraños, incomprensibles, espectrales y tal vez por eso mismo subyugantes. Pero estos se alojan callados en el laberinto estanco de esa pasión que fue un retorno a la Vida pero que quizás ya esté definitivamente desahuciada.

Más tarde, recibo una llamada. No sé si unos minutos. Despierto. He trasnochado. Ojeo el número. Me debato entre contestar o no. Prescindo. Luego la mujer insiste otra vez. Pero ya he tomado una decisión. El mensaje en el contestador habla de una cita grupal el jueves a las cinco en el lugar acostumbrado y en el que antes esas 17 personas se veían a diario. Cuatro meses así hasta caer en el hartazgo. Los domingos sin compromiso. Días divagantes sin rumbo y copuladores o inmaculados.

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Me pensaré lo asistir a esa reunión mientras me preparo una ensalada sin queso fetta y berenjenas… y envidio el sabor agrio de aquellas olivas que esa mujer, que me escribe ahora desde Mythos, me hizo llegar ayer a la tarde. Y también la inconmensurable belleza de la isla de Santorini y caminar por un volcán, y bañarme en las aguas cristalinas de un lago…

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